Cuatro tiempos y una conclusión.
Escribir es apasionante, es la forma de comunicación más sincera que existe. Todo el tiempo estamos en un constante ir y venir entre lectura y escritura. El reto siempre está frente a nosotros: expresar lo mejor posible nuestras ideas; conmover al otro con palabras; hacerlo cómplice de nuestro universo.